Ya que las galletas presentan bajo contenido en agua hace que solo ciertos tipos de bacterias como Bacillus y hongos sean capaces de producir deterioro. Además para prevenir que esto suceda, provocar que estas tiendan ablandarse y perder sus características organolépticas deseables, las galletas “Colorín” están empaquetadas en cajas bien cerradas, que evitan que capten la humedad ambiental, absorban olores extraños o se pueda contaminar mediante insectos.
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